


Hay una cosa de la que Leigh Chen Sanders está absolutamente segura: cuando su madre murió, se convirtió en un pájaro.
Leigh, que es mitad asiática y mitad blanca, viaja a Taiwán para ver por primera vez a sus abuelos maternos. Allí espera encontrar a su madre, el pájaro. En su búsqueda puede que acabe persiguiendo fantasmas, revelando secretos familiares y forjando nuevas relaciones. Y mientras tanto deberá intentar reconciliarse con la idea de que en el mismo momento en que por fin besó a su mejor amigo, Axel, su madre se estaba quitando la vida.

Leigh ama el arte, lleva unos años enamorada de su mejor amigo Axel y tiene una relación bastante cercana con su madre. Pero su vida más o menos normal dará un giro radical cuando en el mejor momento (por fin se está besando con Axel) su madre se quita la vida.
Después del suceso un enorme pájaro rojo se presenta en su casa y Leigh está segura de que es su madre. Por eso decide viajar a Taiwán para conocer sus abuelos maternos, descubrir de una vez los secretos familiares y estar cerca de su madre.
"En mi interior aún hay un agujero con forma de madre. Siempre lo habrá. Pero tal vez no tenga por qué ser un hoyo profundo y oscuro donde tropezar y caerme.
Tal vez pueda ser una vasija. Algo que albergue recuerdos y colores."
Me ha resultado muy complicado hacer esta reseña, he estado varios días dándole vueltas para saber cómo expresar bien mis impresiones porque es un libro complicado que encima me ha pillado en una mala época. Y es que aunque la portada es preciosa y el argumento tiene todo lo que busco en un libro el resultado no ha sido lo que esperaba.

Es un libro de realismo mágico que nos habla del dolor, la pérdida, la familia, los primeros amores, el duelo y las enfermedades mentales o el suicidio. Y lo hace muy bien, explorándolo de una manera delicada, natural, respetuosa y directa, algo que me ha gustado. También se explora el perdón y la aceptación a través de la protagonista, todo envuelto en un aura mágica que le da el punto distintivo a la historia.
Los capítulos son muy cortos y se va alternando entre el presente, el pasado y los recuerdos. Por lo que se lee bastante rápido y resulta una novela amena a pesar de la carga emocional que hay entre sus páginas. Sin embargo, la prosa me ha descolocado bastante, porque es demasiado poética y además nos introduce en la historia sin ponernos en antecedentes por lo que no me enteraba de nada y aunque según avanzas te vas acostumbrando a esa forma de narrar tan peculiar (y a la singularidad de Leigh que en las emociones y sentimientos ve colores) no terminó de agradarme, me pareció demasiado rebuscada.

"El asombroso color del después" es una novela juvenil que cuenta con una prosa poética un tanto rebuscada, pero que toca temas importantes de manera muy natural y sincera.

